La cosa pinta mal. Muy mal.
España agoniza. Da sus últimos estertores antes de reunirse con su hacedor, el Dios Mercado. Ante esta sentencia que parece irrefutable como la Ley de la Gravedad, cabe preguntarse cómo hemos llegado aquí y sobre todo cómo saldremos.
Hoy, se publica que el FMI parece que está decidido a cortar definitivamente las ayudas a Grecia. No funcionan. Su tasa de corrupción y expolio es demasiado elevada y en este caso, los médicos van a desahuciar al paciente. Queda sólo rezar por él, administrarle los últimos auxilios y que el Dios Mercado se apiade de su alma. Si vuelven al Dracma, su futuro estará comprometido con la miseria durante décadas.
Lo primero que llega a la mente es el sabio refranero español; "cuándo las barbas de tu vecino veas mesar..."
Aquí, en España, los encargados de poner nuestras barbas a remojo siguen a lo suyo, como si la cosa no fuera con ellos. Sus negocios, sus asuntos, sus prebendas y la gente en la calle, pidiendo justicia. Y digo justicia porque no es justo lo que se está perpetrando contra el pueblo que los pone en sus puestos y paga sus sueldos. Aunque parezca increíble, la capacidad de razonamiento y resignación de la gente en España es muy elevada como se ha demostrado durante siglos, pero su capacidad de reaccionar cuándo ya no tiene qué perder también.
Los españoles comprenden que hay que hacer sacrificios si no queremos vernos abocados a la miseria de república bananera, lo que no comprenderán jamás es por qué tienen que pagar el pato de las tropelías de unos golfos que amparados en el corporativismo político y los vericuetos legales, los cuales dominan a la perfección, han hecho fama y fortuna a sus expensas máxime, cuándo la capacidad intelectual de muchos de estos dirigentes para manejar unas instituciones roza el mínimo considerado médicamente como normal.
Estamos ya hartos de mangutas. No se puede exigir sin dar, sin predicar con el ejemplo. Nunca un presidente tuvo tan fácil pasar a la historia de España como aquel que hizo algo bueno por el país, aquel que suprimió primero la sin razón de las CCAA, senado, embajadas, traductores de catalán, sueldos millonarios y pensiones vitalicias y corrupciones varias. Personalmente, como la de tantos otros, mi decepción con Rajoy y el PP ha sido enorme. Han perdido mi voto "ad perpetuam". En este punto entrarían los comentarios de cierto sector cuyo lema sería "eso le pasa por votar a la derecha". Para ellos va mi más absoluto desprecio. Si estamos así es gracias a los robos de los de siempre, aderezados con el encubrimiento del mayor atentado de estado de la historia en Europa y con un toque de indignidad hacia las víctimas de ETA con sus favores a los presos y legalizaciones de sus formaciones.
Mariano Rajoy lejos de convertirse en ese líder en quienes habíamos puesto nuestras esperanzas, se ha convertido en el candidato mejor valorado para recibir como Calígula, Nerón y Domiciano la "Damnatio Memoriae" y que su recuerdo sea borrado de la historia de España como si nunca hubiese existido. Incluyo en este honor al sabio iluminado de León, el señor Zapatero, alias ZParo.
Desde nuestro punto de vista, sólo nos queda la unión. Ya no hay izquierdas ni derechas, rojos ni fachas. Ya sólo quedamos personas cuyo objetivo común debiera ser la unión contra esta gentuza que nos saquea y se ríe en nuestra cara. Ya lo hemos hecho otras veces, que se lo pregunten a los gabachos, con cuyas bombas se hacían las gaditanas tirabuzones. Ellos se esfuerzan en mantenernos separados, con el odio de la guerra civil presente. Ahí radica su fuerza, divide y vencerás. La nuestra es precisamente la unión, la consecución del objetivo común de crear una nueva Constitución, una nueva España con dirigentes que abanderen la integridad política, la honestidad y atesoren una vocación de servicio a sus votantes.
Aunque parezca utópico, yo si fuera ellos no estaría demasiado tranquilo en mi poltrona. La historia ha demostrado muchas veces que cuándo la gente no tiene nada qué perder, puede llegar a tomarse la justicia por su mano y ni la guardia pretoriana podría detenerlos.
Avisados quedan.
Tengan ustedes muy buenos recortes.